Si se acerca el coche puede aparcar tanto en Pobeña (ruta con subida) como en Kobaron (ruta en bajada). Si no desea volver por la misma ruta, hay un autobús público que une ambos barrios cada 2 horas. Además del entorno natural cara al Cantábrico esta zona cuenta con 3 hitos mineros:
Durante el recorrido, verá murales que explican el paseo de la zona, los trabajos relacionados con la recogida de algas, la historia geológica y las especies marinas de esta costa.
La mayor línea de baldes de Europa en su momento
Hacia 1908 la compañía Orconera Iron Ore decide aprovechar las "txirtas" que habían despreciado las explotaciones de finales del XIX que se llevaron exclusivamente la rica vena y dejaron infinidad de escombreras en forma de terraplenes. Debido a la escasez de agua en la parte alta de los montes de Triano y La Arboleda, decide crear un lavadero en el alto de Campomar y aprovechar el agua de la mar. Así construye la mayor línea de baldes de Europa en su momento, y durante más de treinta años bajará el mineral "sucio" desde los montes de Triano y lo retornará "limpio" para ser cargado en los barcos, después de un largo periplo, en los cargaderos de la Ría. Tenía una longitud de línea de 8 kilómetros, y la carga transportada por los baldes era de unas 1.400 toneladas diarias con una velocidad de avance de 2,5 m/seg.
En su momento fue el mayor y más complejo tranvía aéreo de Bizkaia. Fue diseñado por la casa Adolf Bleichert y Cía. de Leipzig, aunque las partes metálicas, los castilletes y estaciones los construyó La Basconia (Basauri).
La creación de esta línea de baldes y del lavadero significó la transformación de Pobeña, la llegada de decenas de trabajadores, la construcción de casas y la creación de la marisma actual fruto de la enorme balsa para retener los lodos y cerrando, de esa forma, el antiguo arenal.
El lavado de las chirtas se conseguía con abundante agua y seis trómeles que deshacían las arcillas en los que trabajaban en sus "burros" (especie de mostradores) dieciocho personas (chirteros), a todos los relevos, escogiendo el mineral y apartando "lo malo". El Lavadero contaba con almacén, taller, casa de motores, casas para listeros y guardas y, en los últimos años, con un pequeño comedor. El conjunto de tranvía y lavadero llegó a ocupar a más de 200 personas de las que 100 trabajaban en las instalaciones de Campomar. Estuvo en funcionamiento entre 1910 y 1945 y fue declarado Bien Protegido en 2012.
La obra de mampostería que queda del antiguo embarcadero y los restos de las instalaciones de carga es el único recuerdo que queda de este embarcadero conocido con el sobrenombre de "El Castillo" (por existir unas fortificaciones artilladas en sus inmediaciones). Su actividad abarcó de 1877 a 1963, año en el que se paralizó la actividad minera de esta zona.
Fue el primer embarcadero que abandono la protección de las ensenadas y estuarios para construirse a mar abierto y el único en Bizkaia; posteriormente se construyeron otros en la colindante costa cántabra (Piquillo, Dícido…).
En él se embarcaban los minerales obtenidos en los cercanos cotos propiedad de Mac Lennan de Kobaron. Esta es una de las razones de su ubicación; las otras hay que buscarlas en el intento de ahorrarse los costes portuarios vigentes en el de Bilbao, en el intento de evitar la frenética actividad de dicho puerto que podía llegar a inmovilizar a los buques durante días dadas sus dificultades de navegación -aún no se había construido el Muelle de Hierro en Portugalete (paseo 4)-, en la nula capacidad de colaboración entre los industriales del ramo (cabe aquí citar la cercanía del lavadero de Orconera pocos metros más arriba en la misma colina) y en el hecho de que, durante la mayor parte de su explotación, el mineral se dirigía a las siderúrgicas de Durham, situadas al norte de Inglaterra y no a las empresas vizcaínas (un mercado que sólo se abasteció a partir de 1945).
La construcción y posterior uso de este cargadero fueron muy problemáticos. La obra ejecutada durante días era destruida por el mar en pocas horas (se vino abajo en dos ocasiones) y la faena de fondear, atracar, amarrar, maniobrar y estibar la carga del barco suponía habitualmente una proeza.
Realmente no deja de sorprender que se eligiera este punto para cargar el mineral, habida cuenta de la proximidad de los acantilados, de que las mareas imposibilitaban la tarea durante bastantes horas del día y de la climatología adversa del Cantábrico. Al objeto de minimizar la estancia de los buques junto a la Punta, se fue ampliando en sucesivas obras la configuración inicial hasta acabar utilizando dos pisos simultáneamente con objeto de minimizar el atraque en un punto a merced del oleaje.
Del conjunto de explotaciones que aquí coincidieron, las más importantes eran las de la empresa Mac Lennan (Amalia Vizcaina, La Demasía a Complemento, San Francisco, …). El mineral extraído desde el año 1873 era el que se transportaba, por el ferrocarril de 1 m de ancho, primero hasta Pobeña y, desde 1877, hasta el embarcadero de El Castillo.
La actividad minera se dio por amortizada en la zona en el año 1963 con el cierre del cargadero.
Frente a los cotos de la zona alta alrededor de La Arboleda, aquí pronto se acabo el mineral más rico y, ya a principios de la década de 1880, se había acabado la hematites rica y superficial. De hecho, en este coto la base del trabajo eran grandes masas de carbonatos (sideritas) de hasta 15 metros de profundidad; al ser un mineral de baja ley (por debajo del 50%), se le sometía a procesos de lavado y calcinación en hornos al aire libre. De hecho esta zona fue la innovadora en técnicas que, adoptadas después en los grandes cotos, hicieron que la minería vizcaína continuará su labor décadas después de acabarse las mayores concentraciones de mineral.