Situada en las afueras del municipio medieval de Balmaseda, constituye una auténtico "templo" industrial con una fábrica musealizada pero con una infraestructura y maquinaría intacta desde 1892.
Precisamente porque empleó la misma maquinaría hasta su clausura en 1992, es una joya para ver "in situ" la tecnología de época, con una fidelidad muy difícil de encontrar en otros lugares parecidos.
Hasta su cierre, La Encartada mantuvo una línea de producción integral y unas instalaciones para su personal que la convierten en una pequeña colonia industrial. Adquiría la materia prima en crudo y realizaba el hilado de la misma, para después dedicarse a la confección, tanto de boinas (su principal producto), como de mantas, paños, bufandas, calcetines, madejas o pasamontañas.
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