A los pies de la fábrica de Harino Panadera, debe atravesar el nuevo parque y conjunto residencial de Amézola para acercarnos al Azkuna Zentroa - Alhóndiga; centro cultural reformado (14) por Philippe Stark en 2010, a partir del viejo almacén de vinos creado por Ricardo Bastida entre 1905 y 1909. Al tratarse de uno de los iconos del nuevo Bilbao, probablemente sea una de las visitas imprescindibles que ya habrá realizado.
Para llegar a él, le proponemos el siguiente circuito de calles: General Salazar - Carmelo Gil - Autonomía - Iparraguirre. Tras visitarlo, tome la calle Fernández del Campo hasta la calle Hurtado de Amézaga.
En este recorrido, haciendo esquina con la calle General Concha, observará un edificio que es la actual sede de la empresa energética EDP. Reformado completamente en su interior, se han mantenido las fachadas de su ocupante original: la empresa Centro Farmacéutico Vizcaíno (15).
Construido en 1926 por los arquitectos Tomás Bilbao e Hilario Imaz, contó inicialmente con 2 plantas que recrecieron hasta las 7 actuales en los años 40. Impulsado por los boticarios vizcaínos, se dedicaba a centralizar la distribución de fármacos. Destacan en él los rótulos en piedra a ambas calles con la tipografía original de la empresa.
Suele decirse que la mejor obra arquitectónica de Bilbao es su Ensanche
Está usted en pleno Ensanche. Uno de los más interesantes del Estado; de hecho ha aguantado perfectamente en su funcionalidad todo el s. XX y, como tal, suele decirse que es la mejor obra arquitectónica de Bilbao. Obra de Severino Achúcarro, Pablo Alzola y Ernesto Hoffmeyer en 1876, este primer ensanche presenta una interesante trama, en la que la Gran Vía era la arteria principal como eje longitudinal que comunicaba con el Casco Viejo por el puente del Arenal, y jalonado por tres plazas (Circular, Elíptica y Sagrado Corazón).
La edificación en Ensanche de Abando fue un proceso que se dilató durante décadas, lo que hizo que se aprovecharan las enseñanzas de Ildefonso Cerdá en Barcelona, con su trama y sus manzanas rematadas en chaflán. Fue la respuesta a las nuevas necesidades surgidas al triplicar la población en apenas 20 años y ser insuficiente el Casco Viejo para albergarla. Con su construcción, Bilbao saltó definitivamente a la margen izquierda de la ría y desarrolló lo que actualmente se considera el centro de la ciudad.
Avanzamos por la calle Fernández del Campo hasta llegar a la calle Hurtado Amézaga. Bajando hacia la Plaza Circular veremos el inicio de la explanada de la estación de Abando. Justo en la esquina con la calle García Salazar se expone la locomotora Izarra (16), una joya del patrimonio ferroviario, al ser una de las primeras locomotoras que accedió a Bilbao en 1863. Antes de bajar hasta la Plaza Circular, le recomendamos entrar en la calle Bertendona y observar la magnífica fachada modernista del teatro Campos Elíseos (17). Fue inaugurado en 1902, fruto de la colaboración entre el arquitecto Alfredo Acebal y el decorador francés Jean Batiste Darroquy. La decoración y formas de su fachada hizo que fuera conocido como "La bombonera".
Una vez en la Plaza Circular, vemos la torre del BBVA (18). Con sus 88 m de altura, sustituyó en 1969 al edificio anterior sede del Banco de Vizcaya y que, junto al Banco de Bilbao, fueron la fusión matriz del actual banco internacional. Hoy en día, se está preparando para albergar un Centro de Emprendimiento internacional bajo la denominación de Torre Bizkaia.
Junto a la estación, se encuentra el edificio que actualmente alberga la oficina de turismo (19). Obra de Severino Achúcarro, fue inaugurado en 1893 como hotel asociado con una pasarela directa a la propia estación. En 1949 se convirtió en oficina bancaria antes de su actual uso.
En la misma Plaza Circular se encuentra el acceso a la estación de Abando (20). La actual sustituyó en 1948 a la anterior de 1864. En su fachada principal el edificio elude las características ferroviarias presentando una imagen monumental y clasicista con decoración ecléctica de frontones, vanos ciegos o falsas pilastras, que armonizaba con los edificios de su entorno. Una vez dentro, accederemos al atrio superior para observar la gran vidriera de bienvenida a los viajeros que llegan a la ciudad.
De vuelta al hall central inferior, descendemos unas escaleras que conectan los dos niveles de la parte trasera y así accederemos por la entrada trasera de la otra estación casi colindante. Entre ambas se ubica el edificio de la Bolsa de valores de Enrique Epalza en 1905.
La estación de Santander, también conocida como la de La Concordia (21), es la estación cabecera de los ferrocarriles de vía estrecha (FEVE) que conectan Bilbao con otras capitales de la cornisa cantábrica y norte peninsular aprovechando, en este último trazado, la línea que acercaba el carbón de las zonas mineras interiores a las siderurgias vizcaínas. Es éste un punto curioso con respecto a las prácticas habituales; usualmente las empresas de transformación se ubican en las cuencas carboníferas y no en las del hierro, por el coste de transporte entre uno y otro material. En Bilbao, fue exactamente al revés, al contar con la materia prima del hierro junto a una ría, estuario y puerto de inmejorables condiciones naturales de abrigo.
La estación es de estilo modernista, de 1902, realizada por Severino Achúcarro. En su atrio interior podemos observar la aplicación de las nuevas tecnologías constructivas con el empleo del acero.
Al salir a la calle Bailén, puede observarse la fachada encabezada por un gran rosetón, que es considerada como uno de los patrimonios más genuinos de la Belle Époque. Ya en la calle, tenemos a la vista el rascacielos (22) con que comienza en la acera que da a la ría la calle Bailén. Obra de Manuel Galíndez, con 43 metros de altura fue el edificio más alto de Bilbao desde su construcción en 1943 hasta 1969, en que se inauguró el rascacielos del BBVA que se ha visto en la Plaza Circular.
En la esquina de esta misma calle con la de Navarra, se ubica el edificio que alberga el Club Social La Bilbaína (23). Tanto por su aspecto como por su función, es una expresión más del efecto mimético que tuvo la sociedad inglesa en la de Bilbao; una relación auspiciada por intensos contactos comerciales que hace que, aún hoy en día, sea considerada la ciudad de aire más británico en España.
El edificio de La Bilbaína es una expresión más del efecto mimético que tuvo la sociedad inglesa en Bilbao
El edificio de La Bilbaína levantado en 1913 es obra de Emiliano Amann y es la segunda sede de una sociedad creada en 1839. Desde entonces, ha dado cobijo a las celebraciones y acontecimientos de la alta sociedad de la ciudad y alrededores. Aparte de otros equipamientos para los socios, destacan sus fondos históricos en la hemeroteca y en la biblioteca, su mobiliario de época y, con el paso del tiempo, su sala de ajedrez considerada la más antigua de Europa. Tipológicamente el interior del edificio responde a la línea de la arquitectura inglesa de este tipo de clubes, con la escalera de honor en espiral, rematada por una claraboya superior, que se apoya sobre columnas.
Nada más atravesar el puente del Arenal, verá a su derecha el famoso Teatro Arriaga (24), inaugurado en 1890, obra del arquitecto Joaquín de Rucoba (autor también del Ayuntamiento de la villa) y que vino a sustituir a otro anterior que funcionaba desde 1833.
Se inspira en la Ópera de París y otros teatros centroeuropeos. La curiosidad de su fachada curva no solo responde a una estética neobarroca, sino también a una preocupación urbanística e higienísta de "dar salida" a la calle Bidebarrieta con la que se encuentra alineado. Tras un incendio en 1914, es reconstruido bajo la dirección del arquitecto Federico de Ugalde, con un proyecto que le dota de mayor amplitud y seguridad.
Al atravesar los jardines del Arenal, verá el Kiosko de música (25), diseñado por Pedro Ispizua en 1923. El conjunto, enormemente expresivo, se conforma por el espacio dedicado al escenario musical y por el establecimiento hostelero que se encuentra en sus bajos.
Antes de su visita a los atractivos del Casco Histórico (también conocido por las 7 Calles, por ser éste el número de arterías que tenía el pequeño Bilbao original), y una vez atravesados los jardines de El Arenal (en referencia a que era una antigua playa en el Bilbao medieval), encamínese hacia el lateral de la iglesia San Nicolás y detenerse en el edificio original del Banco de Bilbao (26), una de las dos matrices de la fusión con el Banco de Vizcaya y, posteriormente, con Argentaria para dar lugar al ente financiero internacional BBVA.
Aunque el Banco de Bilbao comenzó a funcionar en 1857, esta sede se abrió al público en 1868, a partir del proyecto del arquitecto francés Lavalle y fue ampliado dos décadas más tarde en 2 fases realizadas por Severino de Achúcarro y Enrique Epalza. Cuenta con un magnífico patio de operaciones accesible cuando hay exposiciones abiertas al público; su fachada plantea un ejercicio ecléctico en las propuestas de estilo "Beaux Arts" y se adecuan a un orden compositivo de corte neoclásico. Hoy en día continua siendo la sede social del BBVA y sólo en 1957 se trasladaron las operaciones bancarias al magnífico edificio de Gran Vía 12.
Y ahora, disfrute de la oferta y atractivos que hay en el Casco Viejo reflejados, a buen seguro, en cualquier otra página web.