Al otro lado del puente peatonal se encontrará con una de las muchas máquinas de vapor que trabajaron en AHV (6).
El principio de "La Punta" estaba ocupado por 2 grandes empresas que interrumpían la continuidad de Altos Hornos de Vizcaya entre su factoría de Barakaldo y las 2 de Sestao: el solar abandonado en 1999 por la fundición Aurrera creada en 1885, y la zona marcada por las grandes grúas que se ven en los terrenos del astillero La Naval.
La Naval (7) es el último gran astillero de la ría tras la desaparición del de Euskalduna en Bilbao. Comenzó su actividad en 1916 a partir de las instalaciones previas de Astilleros del Nervión fundados en 1888 y pioneros en la construcción de buques de acero.
De sus instalaciones merece la pena resaltar sus naves, las oficinas diseñadas por Manuel Mª de Smith y, sobre todo, el dique nº 1 que, aunque sustancialmente modificado, proviene del astillero original. Sus grandes medidas de 26 a 35 m de ancho, 150 de longitud y 10 de profundidad con el caisón de cierre más antiguo en España, son fruto del diseño de las instalaciones orientadas a concursar en los pedidos para una nueva flota naval a finales del XIX. Como en el caso del astillero ubicado en Bilbao (Euskalduna), sus instalaciones también sirvieron para producir otras manufacturas: material ferroviario móvil, automóviles, grúas…
Altos Hornos de Vizcaya se fundó en 1902 como resultado de la fusión de 3 empresas siderúrgicas previas (Altos Hornos de Bilbao, La Vizcaya y La Iberia) y, tras la compra de la fábrica de San Francisco (1879), llegó a ser la empresa del Estado más importante en la primera mitad del siglo XX. Cerró sus puertas definitivamente en 1996 y sus terrenos en Sestao están ahora ocupados por las instalaciones de ArcelorMittal, empresa propietaria de la Acería Compacta de Bizkaia.
Altos Hornos fue uno de los grandes propietarios de tierras del Estado al ser titular de grandes cotos mineros y se convirtió en el gran accionista de otras siderúrgicas en España.
En 1960, momento álgido de su funcionamiento, trabajaban 17.000 operarios. En esta zona llegó a contar con 4 grandes centros de producción; los 3 descritos a razón de su creación y un cuarto dedicado a la producción de bandas en caliente abierto en 1966 en la vega de Ansio, situada en el valle interior de Barakaldo.
Era una siderurgia integral que convertía el mineral de hierro en productos semielaborados de acero.
Desde el inicio de su actividad contó con las baterías de horno suficientes para autoabastecerse de coque. Numerosos tipos de carbón se apilaban en silos y de ahí, a través de toberas, se dosificaban en las cintas que transportaban el carbón para ser molido; allí, tras separar las cenizas, se clasificaban según su calidad y origen. Posteriormente pasaba a las torres de refrigeración, situadas sobre las baterías de coque.
El carbón se cargaba en "máquinas de carga" que abastecían a las baterías de carbón.
Las baterías, por su parte, eran hornos colocados en fila para no perder calor a consecuencia de la irradiación. Cada horno se calentaba con gases de una pequeña estancia contigua y se realizaba un quemado tras otro, hacia la mitad de la carga. Los elementos volátiles surgidos en el proceso eran utilizados como subproductos químicos.
Tras finalizar el proceso de coqueado era retirado por el horno de retorta y el coque se enfriaba rápidamente y por la superficie; para ello contaban con una torre de refrigeración. Posteriormente se cortaba y cribaba el coque y en función de la granulometría se destinaba a los altos hornos o a las diferentes secciones de la fábrica.
Para la producción de sulfato de amonio había dos equipos de toneles para destilar agua de amonio. Allí, se agitaba el ácido y a través de unos calentadores eléctricos se solidificaban cristales de sulfato.
Una vez logrado el arrabio, el siguiente paso era convertirlo en acero y para ello se utilizaban hornos transformadores. Partiendo de los lingotes surgidos, se lograba todo tipo de productos laminados a través de los trenes de laminación.
El proceso desarrollado en dichas instalaciones era el siguiente: se vertía el acero a un cazo y a través de una grúa era transportado sobre una serie de moldes de lingote. En el fondo se abría una válvula y salía un chorro de acero que llenaba los moldes. Cuando el acero líquido se solidificaba se convertía en lingote, lo que constituía la primera apariencia sólida del acero.
Posteriormente se separaba de los moldes mediante grúas dotadas de pinzas. Los lingotes se apilaban en toneles refractarios verticales en los que permanecían a altas temperaturas hasta ser utilizados.
Ya en el proceso de laminado, los lingotes calientes pasaban a través de poderosos cilindros giratorios que mediante presión estrechaban y alargaban la sección del lingote.
Por otra parte, en los trenes estructurales se laminaba el bloom (una plancha cuadrada) tanto para perfiles pesados (raíles, puente, estructuras para edificios y navíos...) como para perfiles comerciales.
Para lograrlo contaban con trenes de desbaste cuyos dos cilindros giraban en sentido contrario sobre el lingote: como la superficie tenía estrías el lingote pasaba varias veces por el cilindro, una vez por cada estría; así, la sección se reducía poco a poco.
Tras el laminado, se cortaba los blooms en medidas concretas en función del perfil que se pretendía lograr para pasar al tren y darle el perfil deseado.
*Textos: www.hiru.com
A mediados de los años 80 se introduce el proceso de colada continua que supone un nuevo concepto de acería.
Avanzando por la calle Rivas y Txabarri podemos imaginar las enormes y complejas instalaciones de esta empresa en lo que hoy es ArcelorMittal. Su profunda interacción con los municipios circundantes (especialmente intensa en esta ladera) se percibe perfectamente en esta calle. Txabarri era la artería noble de Sestao, la que albergaba sus casas más representativas que, contradictoriamente, sufrían la mayor contaminación al estar en las inmediaciones de la factoría.
Por ella pasaba el primer tranvía de motor de sangre entre Bilbao y Santurce inaugurado en 1882, y el de tracción eléctrica 14 años después. Entre medias, en 1888, se produjo la apertura del tren entre Bilbao y Portugalete, que aún discurre por la parte inferior de esta vega.
La simbiosis entre AHV y Sestao era tal que una y otra se confundían
La gran empresa no sólo ocupó la mayor parte de la superficie de toda esta superficie, sino que se convirtió en promotor de grupos de viviendas hasta 1965; creó colegios, cooperativas de consumo; hospitales, centros de ocio... en definitiva, toda una infraestructura que, en gran medida, saturó las tramas urbanas de Barakaldo y Sestao.
Parte de este legado lo podemos observar en el paseo por Sestao. Así, por la calle Txabarri pasamos al lado del antiguo cuarto de socorro (8) y, 200 m más adelante, la antigua escuela de aprendices (9) con el anagrama de la empresa en sus rejas.
Como en otras grandes empresas, esta escuela combinaba los estudios con las prácticas intensivas en la propia empresa hasta formar a generaciones de operarios cualificados exactamente para ajustarse a las necesidades de cada compañía. Pueden considerarse el precedente de la actual formación profesional.
Tras este edificio se levanta, majestuoso, el Horno Alto nº 1 de 1959 (10), el único que ha quedado de los 3 que aquí había, y cuya rehabilitación está encaminada a convertirlo en un centro de interpretación de la siderurgia.
Los hornos eran instalaciones de eje vertical. Estaban conformados por una cuba recubierta de una coraza de chapa soldada, un armazón revestido interiormente con material refractario.
La altura total de la instalación es de 80 m y su diámetro de ocupación medía 18 m. Las principales características técnicas que definen esta instalación son su apoyo sobre viga circular o madrastra, el crisol de 6,5 m de diámetro, 25 m de altura interior con un volumen interior útil de 757 m3, y los tragantes de doble campana tipo Wurth para la mejor distribución de las cargas en su interior y evitar escapes de gas.
El horno cuenta con una serie de elementos auxiliares necesarios para su funcionamiento, de los cuales se han mantenido las tres estufas con su chimenea, los conductos de salida de gases con su separador de polvo, el plano inclinado de carga del horno y la nave de colada.
Las estufas tipo Didier de 31 m de altura son de tiro forzado de 21.247 m2 de superficie de caldeo cada una. Los gases producidos por el Horno son recogidos por los tubos de salida, dispuestos de dos en dos, que desembocan en el colector que les llevaba a su depuración seca, reutilizándose parte de ello para calentar las estufas. Para transportar las cargas de mineral, aditivos y coque, se utilizaba una vagoneta (skip) que era desplazada por un cabrestante, a través de un plano inclinado, desde un foso en el suelo hasta la parte superior del horno (tragante).
En la nave de colada donde se recogía la escoria y el arrabio se emplazaban unos canales (regueras) para verterlos a unas cucharas para su evacuación; asimismo, se localizan una perforadora neumática y un cañón eléctrico, que se utilizaban para la apertura y cierre de la piquera.
Sestao concentra su población en las dos vertientes de la colina que separan la ría del valle interior del Galindo donde se localizaban otras 2 grandes empresas: la Babcock&Wilcox dedicada a los bienes de equipo, y la General Eléctrica ligada a los equipos energéticos y cuyas naves originales hoy están parcialmente ocupadas por la multinacional ABB.
Para afrontar las pronunciadas cuestas, puede hacerlo aprovechando las rampas mecánicas de la calle La Iberia que conecta la de Txabarri con la cima de la colina. Una vez arriba, lo primero que se observa es el actual conservatorio (11) pintado de tonos verdes y Burdeos. Su función original, hasta el año 1987, fue la de albergar la antigua escuela pública.
Es una obra de 1912 firmada por Santos Zunzunegui, el otro gran arquitecto referente en la margen izquierda junto con Ismael Gorostiza. Como curiosidad, puede observar en su esquina con La Iberia un tablón donde se anuncian las defunciones acontecidas en la localidad, una llamativa costumbre propia de esta zona.
Justo atravesando la calle (la Gran Vía del municipio), nos encontramos con una plaza que alberga el edificio en el que se reinstalo la primera cooperativa de consumo (12) en el País Vasco.
Creada por los trabajadores de la siderurgia La Vizcaya S.A. en 1887, este edificio, también obra de Santos Zunzunegui, es fruto del desplazamiento de la cooperativa a la zona alta del municipio en los años 20. Destaca la reproducción de roblones de hormigón que imitan la estética metalúrgica.
De vuelta a la Gran Vía abordamos la segunda calle a la izquierda (calle Los Baños) para conocer de nuevo diversos tipos de residencias, siempre unidas al desarrollo industrial de la zona y la explosión demográfica que supuso.
El segundo cruce es el de la calle La Unión (13) que hace referencia al grupo de casas adosadas que se encuentran a partir de esta esquina. Otra obra de Santos Zunzunegui levantada, como muestra la cerámica de su frontis, entre 1923 y 1925.
Lindando con su parte inferior se encuentra la corrala conocida como "La Galana" (14). Un edificio rehabilitado definido por el hecho de que la salida de todas sus viviendas se hace a un pasillo comunal en el que, que en su tiempo, se situaban los retretes en una de las esquinas. Un modelo a medio camino entre los barracones previos y las viviendas posteriores. La Galana es el último testimonio de este tipo de edificación del último tercio del XIX que queda en Bizkaia.
Antes de continuar esta ruta por la ría, le recomendamos volver a salir a la Gran Vía y avanzar 200 m a la izquierda (hacía arriba en la pequeña cuesta) para encontrarse con otros 2 conjuntos de casas baratas separadas por la calle. La Protectora y La Humanitaria (15) serán los últimos conjuntos de "casas baratas" que veremos en nuestra ruta; ambos grupos presentan el estilo inglés característico de la zona en los años 20 y, como ya se ha comentado, suponen un hito en la calidad de vida de sus moradores bajo las directrices de una arquitectura de corte humanista.
El recorrido nos obliga a bajar al nivel de la ría. Podemos hacerlo por la calle de La Iberia hasta su nivel inferior o, simplemente bajar entre calles para percibir, en toda su intensidad, el urbanismo abigarrado que llevo a Sestao a ser considerado en los años 60 y 70 como uno de los puntos europeos de mayor densidad.
Se baje por la calle La Iberia o por el viaducto situado al lado del Horno Alto hay que bajar a la dársena de La Benedicta (16), circundando el último tramo de la Acería Compacta.
En este espacio coincidía el final de las instalaciones de AHV hacia el mar: cargaderos de mineral, ferrocarriles de carga y viajeros, cargueros, remolcadores, gabarras (barcazas de hasta 400 Tn para transportar escoria o carbón), cielos eternamente gris plomizo, bocas de los hornos refulgiendo en el cielo, extrema contaminación acústica, hídrica y atmosférica...
Era la visión de un cercano infierno que se mantuvo casi un siglo y daba trabajo a miles de personas en una ocupación intensiva que nunca más volverá. Un conglomerado industrial que ocupaba las márgenes de la ría y que, como en el caso de Bilbao y Barakaldo, dificultaba el acceso de los vecinos a los cauces. Hoy en día, parte de dichas instalaciones se han reconvertido en un cómodo y espectacular paseo que une Sestao con Portugalete, y se extiende hasta el posterior pueblo de Santurtzi. Desde aquí ya se vislumbra el gran icono de la zona: El Puente Bizkaia, primera obra de carácter industrial en funcionamiento reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2006.